"La naturaleza es el profesor más inspirador", reconocía el gibralteño minutos después de que acabara el show. De ahí que las flores dieran lugar a una colección de invierno por los tejidos, pero con vocación claramente estival por la temática y el colorido. Todo un himno a la luz que desafía el frío.
Desde luego si hay una casa de moda cuya silueta esté apegada a lo orgánico, sin duda es "Dior". Sus emblemáticas faldas disparadas se camuflan perfectamente en la corola de las flores y las impecables chaquetas entalladas con faldones rígidos buscan ser exquisitos tallos cuajados de hojas. Pero no sólo los patrones estaban destinados a ser un homenaje a la naturaleza, sino también las delicadas técnicas y procesos a los que fueron sometidos los tejidos: ruffles, piezas almidonadas, ligeros desflecados, plumas hilvanadas una a una, abullonados irregulares, leves plisados... todas ellas condujeron las prendas hacia una extravagante primavera inspiradora y totalmente coherente con el espíritu "Dior". Por último, los tocados de papel celofán convertían a las modelos en auténticos ramos de flores andantes.
Fuente: Cecilia Casero para Vogue.es
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