
Con la mayor objetividad, siempre hay una nueva posibilidad para
superar complejos, reconciliarnos con nuestro cuerpo y sacarle el mejor
partido estético eligiendo con inteligencia.
Cuando nos miramos, solemos concentrarnos en
partes de nuestro cuerpo e imagen, con una mirada teñida de lo que
pensamos sobre nosotros y lo que culturalmente creemos que es bello.
Lo
cierto es que nuestra imagen real es integral, y que es difícil vernos
de forma objetiva porque no estamos fuera de nuestro cuerpo ni fuera de
nuestra historia ni de la cultura en la que vivimos, pero tampoco es
imposible.
Es un ejercicio que vale la pena intentar. Solemos
malgastar energía en complejos o disgustos, y dinero muchas veces en
cosas que no son relevantes salvo por la carga interna que tienen para
nosotros, para terminar en el mismo lugar donde comenzamos sin
solucionar o cambiar lo que queremos.
El punto de partida es una
nueva mirada, positiva y objetiva sobre la propia belleza. Sin esta
instancia, no hay un verdadero comienzo.
La magia indumentaria
Para
vernos objetivamente, el ejercicio es mirarnos a solas frente al espejo
y comprender la armonía de nuestro cuerpo real hoy, sólo así podemos
planear acciones de cambio y mejoras, y establecer prioridades.
La
vestimenta interactúa con el cuerpo en un sentido casi mágico, ya que
cuando nos vestimos, la línea que delimita la silueta visualmente es la
que recrea la ropa. En realidad, lo que nos ponemos crea una nueva
silueta . Esto es mágico si se utiliza inteligentemente.
Se
trata de aprovechar este hecho. Aprender a vestir nuestro cuerpo nos
amiga con él, hace que estemos más aliviados principalmente con los
aspectos que no podemos cambiar.
En la lista de lo inmodificable
están, por ejemplo, las piernas cortas, la estatura baja, estructuras
óseas grandes como caderas y espaldas, tamaño de pies, contexturas
físicas muy grandes o muy menudas, piernas muy gruesas, entre las quejas
favoritas.
El ejercicio es a solas, en ropa interior, preferentemente con nuestro vestuario cerca.
Primero,
habría que mirarse integralmente como si fuera la primera vez que nos
vemos, como si estuviéramos mirando a otra persona.
Tomemos nota de las cosas lindas primero, lo que nos encanta, lo que nos gusta bastante, lo que nos gusta un poco.
Cuando
automáticamente entremos en el terreno de lo que nos gusta poco y nada,
miremos su relación con la totalidad del cuerpo, sobre todo en las
proporciones.
Preguntas con respuesta
La
mirada integral relaciona los aspectos estéticos, ¿tengo cadera grande
en sí misma o tengo una espalda tan pequeña que hace que mi cadera se
vea aún mas grande?
¿Tengo piernas muy cortas o, en realidad, es el torso tan largo que las piernas se ven cortas?
¿Tengo una cabeza muy grande o es que tengo mucho volumen en el cabello y hombros menudos y caídos?
¿Tengo pies enormes o, en realidad, se notan más porque mis pantorrillas y tobillos son súper finitos?
Si
tengo panza o poca cintura, ¿sigo insistiendo con marcar y apretar una
cintura en un lugar donde no está? ¿Dónde está la curva que puedo
realzar, debajo del busto tal vez?
Cuando me veo las piernas
gruesas, ¿a partir de dónde exactamente se ven así, es en toda su
extensión, son los muslos o las pantorrillas?
Me pruebo una falda y la subo hasta ese punto exacto donde más arriba no me queda bien.
Zapatos
y sandalias con talones descubiertos y líneas delicadas estiran la
pierna visualmente, algo de taco también. Entonces, me pruebo zapatos
hasta encontrar qué es lo que compensa y equilibra de una manera fresca y
nueva mi silueta.
El objetivo es comprender cómo las líneas y volúmenes que usamos crean una nueva morfología.
Nadie
puede hacer este ejercicio por uno, salvo que se trate de un buen
especialista, pero el hecho de hacerlo nosotros nos acerca y fortalece
la relación entre mente y cuerpo.
A considerar
Lo
que usamos re-dibuja nuestras proporciones. Tenemos que empezar a
encontrar cuál es mi largo, dónde entallo mi cintura, cuál es el largo
de manga que me favorece, escotes que me estilizan, calces y cortes de
pantalones, blazers y chaquetas, cómo tienen que ser para que me queden
bien. Tener en cuenta los géneros que al caer crean volúmenes y
sensaciones visuales, y recordar que los colores oscuros estilizan y
quitan de esa zona el foco de atención. Los fuertes, claros y las
texturas brillantes expanden y llaman la atención.
Las texturas
gruesas, los volados, moños, flores y pliegues agregan volumen. Los
zapatos son fundamentales para estilizar las piernas. Los escotes en
líneas V expanden las espaldas; las faldas y pantalones rectos sin
bolsillos ni pinzas estilizan las caderas, en colores oscuros.
Las
prendas fruncidas y voluminosas agregan volumen, que tapen no quiere
decir que el cuerpo desaparezca debajo. Tenemos que adaptar las
tendencias a nuestra realidad y no al revés.
¿Qué cuerpo tenés
hoy? Sin especulaciones, ¿qué dirección le querés dar a tu belleza para
sentirte increíble? ¡Plan de acción! Comenzá por mirarte nuevamente de
una forma objetiva, fresca y amorosa, sólo así podemos renovarnos.
La
autora es diseñadora de moda y asesora de estilo, autora de Secretos
del Vestidor y Secretos del Vestidor para Embarazadas, de Aguilar.
www.carolinaaubele.com;
Fuente:http://www.clarin.com